Publicado el 16/06/2015 en Innovación

Vivimos en un universo en el que nuestra presencia es como una mota de polvo en la inmensidad de un desierto. Algo imperceptible. Un suspiro en la historia cósmica.

Somos algo menos de 100 años en una dimensión de 15.000 millones de años y esto ha marcado nuestro comportamiento como especie.

Si hay algo que ha obsesionado al ser humano desde el origen de los tiempos es su necesidad de ser recordado, de dejar su huella, de creer firmemente que este tiempo que pasamos en la tierra se convierta en algo memorable.

La necesidad de formar parte de esa enorme historia, la necesidad de cambiar el curso de los sucesos, de imprimir nuestro carácter en la línea del tiempo, la necesidad de seguir siendo cuando ya no somos, la necesidad de Trascender.

La Trascendencia es la capacidad de impactar en nuestro entorno más allá de nuestra existencia. La capacidad de seguir existiendo cuando ya no existes.

En los últimos años hemos hablado del paralelismo de las Marcas con el comportamiento humano, de cómo nuestras emociones, preocupaciones y relaciones se mimetizaban en los espectros competitivos.

En los últimos años hemos hablado de la necesidad de las Marcas de conectar con nuestras motivaciones, de conseguir construir espacios competitivos propios o de crear un valor consistente en todos los puntos de contacto. Hemos hablado de diferenciación, consistencia o relevancia.

Se ha discutido recientemente la necesidad de las Marcas de construir por encima de la consistencia en un mercado hipercacofónico para seguir siendo relevantes en todo lo que hacen (ver artículo), pero hoy eso ya no es suficiente.

Las Marcas, como el ser humano, tienen la necesidad de dejar su impronta para construir valor futuro y posibilitar una continuidad en su tiempo. Tienen la necesidad de conectar de forma diferencial y profunda con nosotros para crear significados poderosos, generando valor y preferencia.

Hoy, las Marcas, en un entorno en el que la competitividad es mayor que nunca, la indiferenciación es una constante y la falta de interés de sus audiencias es un reto, las marcas se enfrentan a una nueva necesidad.

La Trascendencia.
La capacidad de generar valor y preferencia más allá de lo que hacemos. La capacidad de aportar valor en la vida de los demás incluso cuando no estamos. La capacidad de impactar en nuestro entorno de forma positiva y relevante más allá de nuestro negocio. La capacidad de seguir existiendo incluso cuando no existamos.

La definición actual de marca dice que debemos ser capaces de generar valor y preferencia para impactar positivamente en nuestro negocio. Pero lo que realmente las marcas tienen que pensar, es que lo importante es impactar positivamente en la vida de los demás.

No es el producto que vendo, es la experiencia que comparto, el prisma que ofrezco para vivir una vida, la contribución que hago para mejorar tu entorno.

Hoy las Marcas son algo más que un producto o servicio, son un impacto en nuestras vidas que nos ayudan a completarlas y aportan algo más que una simple transacción comercial.

Las Marcas que mañana seguirán estando serán aquellas que hayan conseguido transcender su actividad para aportar a nuestras vidas. Nuevos enfoques, intereses, contenidos, filosofías, aportaciones, compromisos, responsabilidades, significados, relaciones, experiencias…

La Diferenciación y la Relevancia, te hacen competitivo, pero la Trascendencia te hace memorable.

Las Marcas como el ser humano, tienen la necesidad de crear valor futuro para asegurar su existencia. En nuestro caso nos preocupamos por aportar cosas extraordinarias para dejar nuestro granito de arena o asegurar la continuidad de nuestra especie.

La Trascendencia es vital en un mundo en el que ya no nos medimos por lo que vendemos, sino por lo que hacemos. Ya no vale lo que dices, sino lo que aportas, y ya no eres lo que crees, sino lo que creen los demás de ti.

La Trascendencia nos va a obligar a introducir nuevos procesos y conceptos en la construcción de Marcas, a integrar diferentes disciplinas que ahora no trabajan de la mano, y a tener un enfoque más amplio del impacto de nuestra marca y compañía en su entorno.

Si mañana quieres existir, hoy tienes que trascender.

 

Fuente: branzai